David, en una imagen retrospectiva en la piscina cubierta del Atletic Terrassa Hockey Club, de Terrassa.
El contacto con el agua ha sido desde muy temprana edad, para David, uno de los mejores alicientes que podía proporcionársele. En sus primeros años de vida lo inscribimos como socio en la Escola Esportiva Llor, de Sant Boi de Llobregat, donde residíamos por aquel entonces, que le permitía el acceso a la piscina cubierta de la entidad. Nunca ha aceptado ponerse el gorro dentro del agua, y atendida su condición autista le han respetado siempre que así fuera. En el terrado de casa, en Sant Boi, teníamos una piscina hinchable de grandes dimensiones, que en verano utilizaba a diario.
Cuando nos trasladamos a vivir a la Garriga, continuó en la actividad de piscina en el centro CERAC, hasta que fue expulsado en diciembre de 1989 a la edad de 12 años. Y no fue posible reemprender la actividad acuática hasta su ingreso en la Residencia La Pineda, de Terrassa, dos años más tarde, en 1991. Desde entonces, ha asistido ininterrumpidamente cada año a la actividad de piscina, un día a la semana entre los meses de setiembre y junio del año siguiente.
Su evolución ha sido muy favorable año tras año. El informe correspondiente a este curso recién finalizado, dice textualmente que "David disfruta muchísimo la actividad. Hace desplazamientos en todos los sentidos con inmersiones y es capaz de nadar hasta 100 metros de forma contínua sin ayuda de ningún tipo. Interactúa con todos los monitores y necesita poca ayuda al momento de vestirse. Reconoce muy bien las instalaciones y controla los espacios".
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